sábado, 18 de agosto de 2012

La creciente complejidad de la mano de obra en Brasil

Brasil se enfrenta a una paradoja. Los rápidos aumentos de los salarios y el nivel bajísimo de desempleo —un récord histórico— han fortalecido la clase media y han hecho que se disparara el consumo. Pero esos factores son también los principales responsables de los daños causados al sector manufacturero. La reducción de la base industrial de Brasil ha llevado a algunos analistas a preguntarse si el país no estaría enfrentándose al "mal holandés", en que la economía se desequilibra debido a las exportaciones de commodities, que aprecian la moneda local y reducen la competitividad. Según Felipe Monteiro, profesor de Gestión de Wharton, todavía es pronto para sacar esta conclusión, aunque no descarta esa posibilidad.

Las quejas de los líderes de las industrias locales son contundentes. Benjamin Steinbruch, presidente de la Compañía Siderúrgica Nacional (CSN) y ex presidente de la poderosa Federación de las Industrias del Estado de São Paulo (FIESP), dijo recientemente que es más barato fabricar acero en Alemania, donde los costes son altísimos, que en Brasil.
La contribución de la industria al PIB se ha desinflado: representa actualmente el 14,6% de la economía, el menor índice desde 1956, frente a un 30% a mediados de los años 80, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), órgano que integra el ministerio de Planificación, Presupuesto y Gestión. En otras palabras, la industria brasileña no se ha beneficiado de la expansión del consumo que ha aumentado los gastos del consumidor.

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